A esta hora, el sol ya no muerde, pero deja marcas. Las baldosas del Malecón transpiran sal, y las gaviotas, esas viejas cínicas del cielo, se burlan de nosotros desde lo alto. Hoy caminé lento. No por gusto, sino por peso. Porque hay días en que la ciudad se te pega a la espalda como … Sigue leyendo La sombra del Malecón
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