SABOR

La Jiribilla, del mar de Antón Lizardo a la mesa

A 100 metros del océano: una charla con el chef Jesús Sosa.

Apenas a cien metros del mar —donde la espuma aún salpica el recuerdo del último oleaje— está La Jiribilla, un restaurante en la playa de Antón Lizardo, Veracruz, que no solo tiene vista al mar: lo respira, lo cocina, lo honra.

Allí me esperaba el chef José de Jesús Sosa Mota, egresado de Le Chef College, cocinero veracruzano con cinco años al timón de una cocina que no presume, pero impresiona. Jesús habla con la seguridad de quien conoce cada ola, cada especie, cada sazón de su tierra.

“Más que nada se ha tratado de hacer una cocina con base en lo que tenemos aquí. Lo típico de la zona, de Antón Lizardo, pero con toquecitos de otros lugares cercanos, como Alvarado u Orizaba… donde hay buenos arroces, buenas costumbres marinas”, me cuenta mientras se escucha la plática de los pescadores volviendo a la playa.

Playa Antón Lizardo, Veracruz. Fotografía © Darinel Becerra. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

La propuesta es clara: cocina local de mar, con identidad, frescura y técnica. Aquí no hay congeladores rebosantes de pescado genérico. Aquí se cocina la pesca del día, traída por los propios pescadores de la zona.

“Gracias a Dios tenemos buenos métodos de conservación y siempre tratamos de mantener el producto al 100%”, dice Jesús, con ese orgullo legítimo del que se levanta temprano a recibir lo que el mar decide regalarle.

La carta de La Jiribilla no cambia con frecuencia. ¿Para qué, si lo que hacen gusta tanto? “Nos han llegado a comparar con restaurantes grandes de Boca del Río y de Veracruz”, dice el chef con una sonrisa modesta, pero firme.

Fotografía © Darinel Becerra. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

El menú es un festival marino, pensado para gozar sin prisa

Entre las entradas, los frijoles refritos con camarón son una delicia reconfortante. El pulpo y la caracola al ajillo tienen ese punto justo de fuego que saca lo mejor del molusco. El peto al apio con aguacate sorprende: un platillo ligero, equilibrado, refrescante.

El queso fundido con mariscos —ya sea pulpo, camarón o chistorra— a la plancha es un pecado glorioso, de esos que uno comete con gusto. Y luego vienen los cócteles de la abuela, una sección que es casi un altar al sabor del golfo. Se puede hacer una degustación de tres, y créeme que debes hacerlo.
Yo probé:

  • Callo de hacha con salsa de cítricos: redondo, elegante, limpio.

  • Ceviche Jiribilla: fresco, con aceite verde, cebolla morada, cilantro y ese habanero que llega tarde, pero llega.

  • Rayadito de pescado con chile, limón y mango blanco: un ceviche explosivo, veracruzano hasta el tuétano.

Chef José de Jesús Sosa Mota del restaurante La Jiribilla, en Antón Lizardo, Veracruz. Fotografía © Darinel Becerra. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

Entre las ensaladas, destaca la de mariscos (camarón, pulpo, caracol, ceviche, aguachile), generosa y brillante. Las tostadas no se quedan atrás: de cazón, de minilla, de peto al apio, de mariscos frescos. Los aguacates rellenos de mariscos son un poema a la cremosidad.

Para los más pequeños —o quienes quieran algo reconfortante— están los “Jiribilitos”: espagueti a la crema, nuggets de pollo, papas a la francesa.

Pero el alma de La Jiribilla está en sus platillos grandes

El molcajete Jiribilla, con pulpo a la brasa y camarón al mojo de ajo, es una joya calientita, humeante, gloriosa. El molcajete mar y tierra combina res, camarón y pulpo con queso asado y una salsa secreta de la casa que redondea todo.

Las especialidades del chef son otro boleto:

  • Camarones al gusto, pulpos al gusto, filetes empanizados o rellenos,

  • Una maravilla llamada tortilla de mariscos con salsa tártara,

  • Camarones al coco en salsa de mango,

  • Piña rellena de mariscos al gratín,

  • Y la huevita de naca al gusto, ese lujo casi olvidado que aquí se celebra.

Pero si quieres irte en grande, pide la Mariscada Jiribilla: camarones al mojo de ajo, pulpo enchilapallado, tostadas de cazón, cazuelita de mariscos, ceviche tradicional, arroz, ensalada, plátanos fritos. Un festín que parece sacado de una novela caribeña.

No puedo dejar de mencionar el lomo de pescado Jiribilla, a la mantequilla con limón, pimientos salteados y almendra: balance total entre tierra y mar. O el lomo de salmón en salsa de maracuyá, servido con papas al tomillo y espárragos. Un plato de alto vuelo.

Fotografía © Darinel Becerra. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

Y si te gusta lo provocador:

  • Camarones envueltos en tocino, rellenos de queso crema y nuez, con salsa de mango-naranja y toque picante.

  • Rollo de camarón relleno de mariscos, gratinado, con espagueti en fondue de tomate.

  • Pulpos en su tinta, negros, intensos, llenos de mar.

  • Tentáculos de pulpo a la brasa o zarandeado, con casamiento, plátanos fritos y papas gajo al pimiento.

  • Pescado zarandeado, con guacamole, pico de gallo, tortillas con momocho y arroz.

  • Cola de langosta y pan de cazón, porque Veracruz es también tierra de tradición.

Fotografía © Darinel Becerra. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del autor.

Jesús Sosa no vino a reinventar el mar. Vino a entenderlo, a cocinarlo desde el respeto, a compartirlo en cada plato. En La Jiribilla no hay pretensión: hay sabor, hay historia, hay identidad.

Y a ti, lector curioso, solo te puedo decir una cosa: si alguna vez quieres comerte el mar con cuchara, tenedor y alma… ven a Antón Lizardo. Aquí, en La Jiribilla, el mar te espera servido.

Dale clic y llega a La Jiribilla: https://maps.app.goo.gl/4mDZFyeUUTqPkcTx9

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