Si hay una escuela en Veracruz que respira natación con cada brazada, es Titanes. Y detrás de esa energía que convierte el agua en una forma de vida está Marlon Barcelata, entrenador y alma de esta escuela que nació hace apenas dos años y que ya compite en torneos nacionales. Me recibe en el Complejo Acuático Leyes de Reforma, con el sonido familiar del agua salpicando y el eco de voces entrenando detrás. Me basta verlo observar a sus pupilos para entender que este hombre no sólo enseña a nadar: forja carácter.
—¿Quién es Marlon Barcelata y cómo llega a liderar Titanes?
“Soy un exnadador. Empecé a nadar desde los cinco años. Mis padres me llevaron a aprender y desde ahí nunca me salí del agua. He estado en esto por casi 38 años. Me formé con el profesor José Abascal, quien me enseñó las bases, los fundamentos que ahora transmitimos en Titanes. Esta escuela nació con un grupo de profesores —todos exnadadores y licenciados en educación física— porque creemos que quien entrena, también debe haber sentido el agua en su cuerpo y en su alma”.
Marlon habla con claridad, sin adornos, pero con la emoción de quien sabe que está cumpliendo una misión. Lo que distingue a Titanes, me dice, no es solo su técnica, sino su filosofía.
—¿Qué hace diferente a Titanes?
“Nos enfocamos en una enseñanza tradicional, humanista. Comenzamos con niños desde los tres años, cosa que pocas escuelas hacen. No usamos tanto material didáctico; preferimos enfocarnos en fundamentos reales. No formamos robots: nos importa cada niño como persona. Aquí, la competitividad y el juego conviven, pero siempre con el objetivo de formar buenos nadadores y mejores seres humanos”.
A su lado, pasan niños y adolescentes que saludan con familiaridad. Me doy cuenta de que aquí, más que una escuela, hay una comunidad. Muchos de los entrenadores han vivido lo mismo que ahora viven sus alumnos: la falta de apoyo, los sacrificios económicos, el hambre de competir.
—¿Cómo fue tu experiencia como nadador?
“No siempre fue fácil. Las carencias económicas me limitaron. La alimentación, el descanso y el entrenamiento son clave para un atleta, y no siempre pude con los tres. Pero eso que viví es lo que ahora intento evitarle a los chicos. Si un niño no tiene para un traje de baño o unas aletas, los conseguimos. Como una vez lo hicieron por mí”.
Cuando le pregunto qué ha sido lo mejor que le ha dado la natación, su respuesta me conmueve:
“De esto vivo. Pero más allá de lo económico, me ha hecho mejor ser humano. La natación me dio valores, disciplina, comunidad. Y lo más bonito: mis dos hijos también son nadadores nacionales. Estoy involucrado con ellos, con todos mis alumnos”.
Guardavidas del Puerto de Veracruz reciben entrenamiento élite
—¿Qué representa la natación para Veracruz?
“Es un deporte muy representativo, pero aún falta apoyo. Mejorar instalaciones, estimular tanto a entrenadores como nadadores. Hay mucho potencial, pero necesitamos más impulso”.
Titanes no se queda en la piscina. La escuela organiza salidas de aguas abiertas, travesías al mar, e incluso está planeando una competencia oficial de cruce a la Isla de Sacrificios. También, como parte de su segundo aniversario este agosto, Marlon liderará un torneo de escuelitas que espera reunir a más de 400 nadadores.
—¿Cuál es el objetivo a futuro?
“Seguir creciendo. Tener más niños compitiendo a nivel nacional e internacional, pero sin dejar de lado lo más importante: la formación humana. Porque un buen nadador, sin valores, no llega lejos. Nosotros queremos forjar titanes dentro y fuera del agua”.
Me despido de Marlon con la certeza de haber conocido a alguien que nada en aguas profundas, no sólo por su experiencia, sino por su vocación. Y al salir del complejo, bajo el sol veracruzano, me queda claro que Titanes no es solo una escuela: es un faro que guía, un equipo que inspira, una familia que crece brazada a brazada.
