TRADICIÓNVISTA

El despertar de la Sirena de Boca

Desde 2007, la creación de Ricardo Ponzanelli escucha y devuelve al mar las leyendas que se niegan a morir.

Nada me preparó para encontrarla: la Sirena de Boca, escultura de bronce que vigila el Boulevard Manuel Ávila Camacho en Boca del Río, Veracruz. Fue colocada en noviembre de 2007 por el escultor mexicano Ricardo Ponzanelli, heredero de una tradición familiar de artistas. La erigió como un tributo a los mitos que el mar susurra a la tierra, inspirándose en esa frontera donde se mezclan la leyenda y la realidad.

El Ayuntamiento la acompañó con un fragmento del poema El Poeta y la Sirena de Julián del Casal: describe a una diosa marina que emerge de las olas con labios frescos, pecho de marfil y ojos como estrellas. Desde entonces, la Sirena se volvió emblema del malecón, atrayendo a turistas y locales que buscan en su silueta un reflejo de antiguas historias: como aquellas de Tamiahua, donde mujeres se transformaban en seres acuáticos por romper tradiciones sagradas.

La obra también acumula anécdotas modernas: visitantes que acarician su cola esperando fortuna en el amor, rumores de que en noches de luna llena su sombra se mueve hacia el mar, o influencers que la bautizan como “Ocenea” inventando nuevas leyendas para el asombro de los curiosos.

Yo, sin embargo, guardo un secreto. Estoy seguro de ver en ocasiones, cuando el malecón duerme, a la sirena despierta. El bronce se suaviza y ella aparece como mujer de carne y hueso, con cabellos que ondulan como algas y ojos que iluminan la penumbra. Estoy convencido de que hemos caminado juntos, conversando sobre la fragilidad de los sueños y la necesidad humana de creer en lo imposible.

Mira el mar —me dice con voz de concha—, es un lienzo infinito donde lo imposible se dibuja cada día”. Y yo, con mi cámara como amuleto, conservo esas palabras en mi corazón que mezclan mito y realidad.

Al despuntar la luz en el horizonte, vuelve a su forma inmóvil, dejando en el aire el rastro salino y un eco de risas. Pero en mis fotografías, en mis lienzos y en la historia de su origen permanece viva.

La Sirena de Boca no es solo bronce: es un recordatorio de que, en las costas del Golfo, las leyendas siempre encuentran un lugar para respirar.

¿Cambiará el paisaje del Foro Boca con un nuevo puente?

Lolo Álvarez

Fotógrafo y pintor. Apasionado de los paisajes marinos y sus cercanías.

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