AL DÍAVISTA

El cangrejo rojo tiene puentes, el azul tiene llantas

En la Isla de Navidad cuidan la migración del cangrejo rojo; en la Riviera Veracruzana, el paso del cangrejo azul se pierde entre el asfalto y el abandono.

Cada año, entre los meses de julio y septiembre, la Riviera Veracruzana es testigo de un fenómeno natural tan hermoso como trágico: la migración del cangrejo azul. Decenas de estos crustáceos cruzan la carretera federal Boca del Río–Antón Lizardo para llegar del sistema lagunar de La Mandinga al mar, donde cumplirán con su ciclo de reproducción. Pero el trayecto, que debería ser motivo de asombro y respeto, termina siendo una trampa mortal. Muchos no logran llegar al otro lado.

Mientras tanto, al otro lado del mundo, en la Isla de Navidad —territorio australiano en el océano Índico— millones de cangrejos rojos protagonizan una de las migraciones más asombrosas del planeta. Allí, las autoridades y la comunidad trabajan juntas para que ningún crustáceo muera bajo las ruedas de un automóvil. Se cierran carreteras, se instalan túneles y puentes elevados, y los habitantes reciben avisos para evitar transitar durante los picos del movimiento. Los visitantes incluso caminan entre los cangrejos con respeto, convirtiendo la migración en un espectáculo turístico mundial.

Las larvas de cangrejo rojo eclosionan inmediatamente al contacto con el agua. Foto: Parque Nacional Isla de Navidad.
Foto: Parque Nacional Isla de Navidad.

Del otro lado del mundo

En contraste, en la Riviera Veracruzana no existen medidas sostenidas ni infraestructura para proteger al cangrejo azul durante su trayecto. Algunos voluntarios y ambientalistas colocan señalamientos improvisados o detienen su auto para ayudar a los crustáceos a cruzar, pero la mayoría muere aplastada, invisible entre el asfalto y la indiferencia. Las autoridades han anunciado campañas esporádicas de sensibilización, pero sin continuidad ni resultados visibles.

El ejemplo australiano demuestra que con voluntad y organización comunitaria es posible convivir con los ciclos naturales. En la Isla de Navidad, las carreteras se tiñen de rojo cada año sin que eso signifique tragedia: los túneles y puentes permiten que millones de cangrejos crucen seguros hacia el mar, donde las hembras depositan hasta 100 mil huevos. La sincronía entre luna, lluvia y vida convierte la migración en un poema biológico, en una celebración de la naturaleza.

Aquí, en cambio, el azul del cangrejo se confunde con el gris del pavimento. El espectáculo natural que debería inspirar respeto se convierte en una advertencia sobre lo que sucede cuando la urbanización avanza sin conciencia ecológica. Mientras en Australia se construyen caminos para la vida, en la Riviera Veracruzana seguimos levantando muros de descuido.

Lanzan campaña para salvar al cangrejo azul en la Riviera Veracruzana

Juan Carrera

Joven reportero que conoce todos los callejones de Veracruz, empezando por Veracruz Puerto y Boca del Río.

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