El café ya huele a Navidad
Un recorrido por bebidas, anécdotas y cosechas que dan sabor a la temporada en Veracruz.
Bajo el aire ligeramente salino de diciembre (Navidad) —esa mezcla insólita que sólo Veracruz sabe sostener entre brisa tropical y un frío amable—, regreso siempre al café como quien vuelve a una brújula interior. Esta temporada, la cosecha en las sierras se adelanta apenas un suspiro; diciembre y enero convierten a Huatusco, Coatepec y sus laderas hermanas en un recinto donde las cerezas de café brillan como pequeños faroles navideños.
Fincas que celebran con café
Recuerdo, en una finca de Huatusco, escuchar cómo los trabajadores contaban que desde hace décadas la Navidad les cae en plena cosecha: un tiempo de manos frías, madrugadas claras y “café de olla” recién molido en la misma tierra donde fue cortado. Canela, piloncillo, clavo… y el vapor que sube desde las tazas como si anunciara villancicos. En algunas ocasiones, cuando la fortuna coincidía, añadían frutas del huerto para crear versiones tempranas de lo que hoy llamaríamos ponches híbridos.
El espíritu de las mezclas veracruzanas
Aquellas historias reaparecieron años después en una visita a Finca Santa Veracruz, fundada en 1996. Allí contaban que sus mezclas navideñas nacieron inspiradas en estas fiestas familiares: el café se unía al ponche de frutas como si hubiera sido diseñado para ese abrazo cálido. El resultado era un blend de temporada que hablaba de hogar, de sobremesas largas y de la alegre improvisación veracruzana.
Las tazas festivas del puerto y la región
En los cafés y barras del puerto —y de ese corredor vibrante que une Boca del Río, Coatepec y Córdoba y Xalapa— la Navidad se expresa en tazas que parecen pequeñas ceremonias. Un carajillo navideño, por ejemplo, preparado con granos veracruzanos y Licor 43, agitado con hielo y coronado con una rama de canela, es casi una postal decembrina. Su origen español permanece, sí, pero aquí se vuelve un ritual de posada, un “calentador” para noches en las que la música callejera se filtra hasta las mesas.
El ponche cafetalero: la tradición que regresa
El ponche de café, en cambio, es un eco directo de las historias antiguas: café veracruzano, guayaba, tejocote, canela y un toque de ron o tequila. En algunas cafeterías lo sirven en estas fechas como un guiño a los viejos ponches cafetaleros de principios del siglo XX, cuando los patrones de las fincas celebraban el cierre de la cosecha con los jornaleros alrededor de una olla grande.
Especias, calabaza y aromas que despiertan recuerdos
Hay también adaptaciones más cosmopolitas —como ese Pumpkin Spice Latte navideño que en Veracruz adquiere identidad propia—. Calabaza local, espresso de fincas cordobesas y el perfume de las especias que se vuelve particularmente entrañable cuando el café se sirve en cafés como Roma o 643, donde el ambiente, entre velas y murmullos, logra que el aroma evoque recuerdos familiares sin que uno se lo proponga.

Pan dulce, grano y hogar
Pero ninguna tradición me resulta tan cercana —tan íntima— como la que sucede aquí, en estas tierras donde el café nace y se transforma en bebida festiva sin perder su raíz. En Ofelia Pan y Café, La Cereza del Café o La Casa Recoleta, el café se une al pan dulce navideño como si fuera la continuación natural de las cosechas.
Quizá por eso vuelvo una y otra vez a estas sierras: porque en diciembre, cuando el mundo entero prepara mezclas especiales, Veracruz simplemente continúa su propia liturgia. La cosecha, el fuego bajo la olla, el grano recién tostado, el ponche que humea… y esa sensación de que, mientras exista una taza caliente entre las manos, siempre habrá un pequeño hogar donde regresar.
Los templos del café de especialidad en Veracruz – Boca del Río – La Mandinga





